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Ejercicios sencillos para mejorar la autoestima

La Autoestima es la valoración positiva o negativa que una persona hace de sí misma en función de los pensamientos, sentimientos y experiencias acerca de sí, que está relacionada con la autoimagen, que es la imagen que una persona tiene de sí misma, y con la autoaceptación, que se trata del reconocimiento propio y de la aceptación de uno mismo.
Esta valoración personal y subjetiva está influida en muchas ocasiones por agentes externos y evoluciona (positiva o negativamente) a lo largo del tiempo.

Por lo tanto, se puede ganar o perder autoestima  por diversas situaciones, influencia de agentes externos o por nuestra propia autocrítica positiva o negativa.
En otras palabras, la autoestima es un sentimiento valorativo de nuestro conjunto de rasgos corporales, mentales, personales y comportamentales y por tanto ésta puede mejorarse con nuestra actuación.

El mantenimiento de una buena autoestima es imprescindible para mantener una mente y una conducta sana, es por ello que la autoestima permite la autoprotección y el desarrollo personal y tienen consecuencias directas sobre nuestra salud, personal, laboral y social.

Para mejorar tu autoestima te propongo algunos ejercicios muy prácticos y sencillos de realizar en casa:

1. Mírate en el espejo y habla con él.

Frente a un espejo mírate a los ojos, y olvida el resto, habla contigo mismo/a como un ser humano, no como un conjunto de características. Eres una persona, no un cuerpo con cara, pelo, culo, cintura, etc. Y repítete: «Sean cuales sean mis defectos o imperfecciones, me acepto a mí misma y voy a empezar a quererme».

Sigue mirándote y respira hondo, y repita esa frase una y otra vez durante 2 minutos, sin acelerar el proceso sino, más bien, permitiéndote experimentar plenamente el significado de sus palabras.
(Recuerda: «aceptar» no significa necesariamente «gustar»; significa experimentar, sin negación ni rechazo, que un hecho es un hecho; en este caso, significa aceptar que la cara y el cuerpo que ve en el espejo son su cara y su cuerpo, y que son como son. Lo que no aceptamos no podremos cambiarlo).
Practica este ejercicio todas las mañanas.

Nuestra autoestima no depende de nuestro atractivo físico, pero nuestra voluntad o falta de voluntad para vernos y aceptarnos sí tiene consecuencias en nuestra autoestima.

2. Eliminación de frases negativas.

Respira larga, lenta, profundamente, aunque al principio te cueste.
A continuación debes decir en alto lo siguiente mirándote a los ojos fijamente en un espejo:

• Y en lugar de pensar esto: “Puede pasarle algo malo”
• Piensa esto:  «O puede que no, que es lo más normal.

Sí, me da miedo, y es normal que tenga miedo, pero no voy a permitir que ese miedo me paralice mi vida, cuando sólo es un temor no real, pues no tiene por qué pasar nada. Si algo ocurriese ya me preocuparé en ese momento.
Reconozco mi miedo y lo acepto… pero ahora me centraré en lo que ocurre y NO en lo que podría  ocurrir”

3. Listado de cualidades positivas.

Haz una lista de 5 cosas que apruebes de ti mismo/a.
Todos tenemos cosas bonitas. Si tú mismo/a no eres capaz de encontrarlas, pregunta a un amigo o familiar.
Puede ser tu físico, psíquico o personalidad, amabilidad, tu capacidad de escucha, tu discreción, tu generosidad, tu bondad, tu simpatía, tu inteligencia, tu constancia… Si no se te ocurre nada, piensa en las cosas que valoras en los demás y reflexiona hasta qué punto tú también posees esas virtudes.

4. Críticas

  “Nadie puede hacerte sentirte inferior sin tu consentimiento”

Muchas veces damos demasiada importancia a lo que los demás dicen de nosotros. Una queja, una crítica, unas palabras pueden hacer mucho más daño que una bofetada. En lugar de plantearnos si esas críticas tienen razón o tomar de la crítica sólo aquello que pueda ayudarnos a mejorar, nos hundimos por lo que nos han dicho, pensamos sin cuestionarlo un segundo que todo es cierto y nos dejamos invadir por los pensamientos negativos (“No valgo para nada”, “Nadie me va a querer nunca”, “No merezco la pena”, “La culpa es mía”…)

Lo que nos dice la cita de hoy es que debemos hacernos conscientes de que da igual lo que nos digan los demás. Está en nuestra mano hacer caso a esas palabras, creérnoslas, permitir que nos hagan sentir mal… Da lo mismo lo que nos digan porque “Nadie puede hacerte sentir inferior sin tu consentimiento”.

Es importante que nos demos cuenta de que ese poder reside en nosotros. No todas las críticas que nos hagan son ciertas. Muchas pueden ser generalizaciones, estar realizadas por gente que no nos conoce en absoluto e, incluso, estar realizadas con el único fin de hacernos daño. ¿Debemos dejar que esas críticas nos hagan sentir mal?

Claramente la respuesta es NO. Escuchar a los demás, sobre a todo a las personas que nos quieren, es positivo siempre que nos ayude a mejorar. Pero escuchar cualquier crítica y dejar que nos destroce significa darles a los demás un poder que no les corresponde.

Debemos aprender a analizar esas críticas, a tomar de ellas la parte positiva que nos ayude a ser mejores y despreciar todas aquellas críticas que sean falsas o que no estén formuladas con buena intención.

 5. Foto de bebé.

Busca una foto tuya de cuando eras pequeño/a, casi un bebé. Sostén la foto por unos instantes en las manos y, mirando a esa niño/a a los ojos, comprométete a cuidarle y a no permitir descalificarle ni torturarle diciéndole cosas que le hagan daño. Repasa cómo te hablas a ti mismo en tu diálogo interior y modifícalo de manera que seas mucho más tolerante e indulgente con esa niña herida que llevas en tu interior.

“Voy a darte mucho cariño, a escucharte tus hazañas y tus penas. Con paciencia y amor te presto toda mi atención. Te abrazaré cuando lo necesites y te felicitaré por tus logros. Nos reiremos juntos/as, te escucharé tus confidencias y te apoyaré pase lo que pase. Te prometo darte mucho amor, esperanza y confianza para que tu vida sea maravillosa. Conmigo te sentirás segura y amada porque siempre estaré a tu lado”

Formación Carpe Diem
Sonia Luna
Psicóloga